Los sérums ayudan a reparar y proteger la piel de diversos problemas, como el envejecimiento, la hiperpigmentación y el acné. Los sérums tienen diferentes consistencias, desde la más fina y acuosa hasta la más espesa y gelatinosa. Estas diferencias de viscosidad y fórmula hacen que algunos sérums sean más apropiados para determinados tipos de piel o problemas. Sin embargo, en su mayor parte, todo el mundo puede beneficiarse de algún tipo de sérum. Mientras que las personas con pieles secas y normales pueden beneficiarse del uso de un sérum en combinación con una crema hidratante facial antienvejecimiento, las personas con pieles grasas y mixtas pueden encontrar que un sérum por sí solo es todo lo que necesitan. Los sérums contienen hasta un 70% de ingredientes activos, lo que los hace muy potentes sin obstruir los poros, y están pensados para proporcionar una extra dosis de hidratación.