El eritema solar, llamado también quemadura solar o quemadura térmica, es una reacción roja y dolorosa de la piel que se produce tras una exposición excesiva a la luz ultravioleta, es decir, a los rayos UV. Estos rayos son especialmente peligrosos porque incluso en días nublados pueden atravesar las nubes y provocar quemaduras solares.
Los síntomas de una quemadura solar son enrojecimiento, hinchazón y sensación de calor en la zona afectada, seguidos de descamación, sequedad y picor al cabo de unos días. Por lo general, estos efectos aparecen unas horas después de la exposición al sol y alcanzan su punto máximo entre 6 y 36 horas después. En los casos más graves, las quemaduras solares van acompañadas de fiebre, escalofríos, mareos y náuseas, e incluso infecciones. Cualquiera puede sufrir quemaduras solares, pero las personas de tez clara (fototipo 1) y las que por necesidad tienen que estar al sol y al aire libre durante muchas horas al día son las que corren mayor riesgo.