La incorporación de alfahidroxiácidos (AHA) y betahidroxiácidos (BHA) a la rutina de cuidado de la piel puede hacer maravillas en la piel, sobre todo si se tratan afecciones cutáneas específicas con los productos adecuados para el tipo de piel. Sin embargo, es importante empezar con concentraciones bajas al introducir estos ácidos en la piel.
Empieza con un limpiador suave, un tónico, un sérum o una mascarilla exfoliante. Al principio, utiliza los AHA y los BHA una o dos veces por semana para que tu piel se adapte. A medida que la piel tolere los ácidos, puedes aumentar gradualmente la frecuencia de uso. Si tienes la piel seca o sensible, elige AHA más suaves, como el ácido láctico, y opta por BHA con ingredientes calmantes para evitar la irritación cutánea.
Puedes seguir utilizando sérums específicos, como retinol o vitamina C, después de aplicar AHA o BHA. A continuación, aplica siempre una crema hidratante y utiliza un protector solar de amplio espectro con FPS 30 o superior para proteger tu piel después de utilizar ácidos.