La piel tiene tres capas principales: la epidermis, la dermis y la hipodermis. La epidermis es la capa más externa de la piel, la dermis es la capa intermedia y la hipodermis es la capa más profunda de la piel que mantiene los niveles de hidratación de nuestra piel.
En la dermis es donde se producen el colágeno y la elastina, las proteínas responsables de mantener la piel flexible y tersa. Por ello, esta capa de la piel es la responsable directa de muchos signos visibles del envejecimiento, como la piel fina.
Con el tiempo, el crecimiento de la elastina y el colágeno en la dermis se ralentiza de forma natural. De hecho, cuando llegamos a los 20 años, empezamos a producir un 1% menos de colágeno cada año. Como resultado, la piel empieza a adelgazar y a volverse más deshidratada y frágil con el tiempo.
El adelgazamiento de la piel puede ser difícil de tratar, porque todas las capas de la piel se ven afectadas por la disminución de las fibras de elastina y las moléculas de colágeno. Como la dermis produce menos colágeno y elastina, la epidermis y la hipodermis también pierden volumen. Los adultos mayores pueden notar sequedad y adelgazamiento de la piel en la cara, las manos y los pies especialmente, porque estas zonas de la piel son más delgadas que el resto del cuerpo de forma natural, incluso en personas jóvenes y sanas.