Como cualquier otro órgano de nuestro cuerpo, nuestra piel necesita muchos nutrientes, antioxidantes, minerales y agua para funcionar correctamente. Por el contrario, las toxinas, los ingredientes sintéticos y los productos químicos pueden causar graves daños a nuestro cuerpo y, en consecuencia, a nuestra piel. Los azúcares refinados, el alcohol y el exceso de sal requieren de nuestro organismo un esfuerzo extraordinario para poder procesarlos y transformarlos. Si nuestra dieta no es equilibrada, los pocos minerales, vitaminas y antioxidantes introducidos en nuestro organismo no serán suficientes para apoyar adecuadamente su funcionamiento.