El ácido hialurónico es el principal responsable de una piel bien hidratada. Esta sustancia, presente de forma natural en todo nuestro cuerpo, actúa como una esponja, absorbiendo y reteniendo agua. El ácido hialurónico puede retener hasta 1.500 veces su peso en agua, lo que lo hace necesario para mantener el equilibrio de hidratación de la piel, su volumen y su salud general.
El colágeno y la elastina son esenciales para la estructura de la piel y, junto con el ácido hialurónico, crean su sistema de sostén. Aunque proporcionan elasticidad y firmeza, funcionan mejor cuando hay mucho ácido hialurónico. Esto se debe a que el ácido hialurónico actúa como un conector, ayudando a que las fibras de colágeno y elastina se alineen correctamente. Esta alineación da a la piel su fuerza y plenitud.
A medida que envejecemos, nuestro cuerpo produce menos ácido hialurónico. Al mismo tiempo, unas enzimas llamadas metaloproteinasas se vuelven más activas. Estas enzimas descomponen la estructura de soporte de la piel, incluida la producción de colágeno, elastina y ácido hialurónico. Esto conduce a una pérdida gradual de firmeza e hidratación, haciendo que nuestra piel parezca menos rellena y contribuyendo al aspecto de piel cansada.