Sin embargo, ese equilibrio natural y ese microbioma tan sensible se ven atacados día a día por el medio ambiente, los radicales libres, los productos de cuidado de la piel mal elaborados, etc.
Nuestra piel está preparada de forma natural para estar hidratada, radiante y ser auto regenerada, pero es muy difícil seguir el ritmo de las tensiones diarias. Esto puede provocar un tono de piel desigual, pérdida de textura y signos de envejecimiento prematuro. Una piel sana es la mejor defensa contra la piel apagada, las zonas ásperas y el aspecto deslucido. Empieza a reparar la piel poco saludable poniendo en práctica los siguientes consejos, cuanto antes:
Consulta con un esteticista o dermatólogo para crear una rutina específica e implementar prácticas adicionales que promuevan una piel saludable.
Crea hábitos cutáneos saludables, incluyendo rutinas de cuidado de la piel por la mañana y por la noche que se adapten a tu tipo de piel.
Asegúrate de tomar precauciones y usar protección solar, mantente hidratado y evita comportamientos poco saludables como fumar o beber en exceso, ya que pueden ser muy perjudiciales para la piel.