Si el sol es beneficioso y perjudicial a la vez, ¿podría considerarse bueno para la piel? La respuesta es sí, pero con moderación. La exposición limitada a la luz solar natural se ha relacionado con la producción de vitamina D, un mejor sueño y un mejor estado de ánimo. Sin embargo, una exposición solar excesiva o sin protección puede provocar daños solares, envejecimiento prematuro y riesgo de cáncer de piel.
Además, es importante tener en cuenta el tipo de piel a la hora de disfrutar del sol. Los tipos de piel se sitúan en un espectro que va de clara a oscura, y cada uno responde de forma diferente a la exposición al sol. La piel clara es más propensa a las quemaduras solares, mientras que la piel oscura contiene más melanina, que bloquea los dañinos rayos UV hasta cierto punto.