La exfoliación química es una técnica de cuidado de la piel que ha ganado mucha popularidad en los últimos años, y con razón. En un solo tratamiento, la exfoliación química puede promover la renovación celular, revelando células cutáneas nuevas y frescas que no sólo mejoran el aspecto general de la piel, sino que también amplifican la eficacia de otros productos para el cuidado de la piel. Este método se considera ideal para todo tipo de pieles y especialmente beneficioso para tratar problemas como la hiperpigmentación, las líneas de expresión, el acné e incluso los daños causados por el sol. Tras la exfoliación química, es fundamental aplicar una crema hidratante y un protector solar de amplio espectro para proteger la piel de las agresiones medioambientales y de los posibles daños causados por los rayos UV.
Tanto si incorporas la exfoliación a tu rutina de cuidado de la piel en casa como si recurres a un tratamiento profesional, te aconsejamos que actúes con cautela. Del mismo modo que no exfoliar la piel puede provocar un cutis apagado, poros obstruidos y un tono desigual, exfoliarla en exceso puede causar enrojecimiento, mayor sensibilidad y descamación. Sugerimos optar por un método gradual para obtener todos los beneficios.