Puedes realizar un masaje facial Gua Sha con una frecuencia diaria o varias veces por semana, dependiendo de la tolerancia de tu piel y de tus objetivos. No obstante, debes adoptar un enfoque sistemático en tu rutina de cuidado de la piel con Gua Sha. Empieza por el cuello y vete subiendo hacia la frente, aplicando una presión suave (y luego una presión media y posiblemente una presión firme) a medida que arrastra la herramienta por la piel. Utiliza varias técnicas, centrándote en zonas clave como el cuello, la garganta, la mandíbula, las mejillas, los ojos y la frente. Seguir un orden te ayudará a asegurarte de que cubre todas las zonas de manera uniforme.
La Gua Sha también es excelente para favorecer el drenaje linfático y reducir la retención de líquidos. Presta especial atención a las zonas donde se concentran los ganglios linfáticos, como la mandíbula y debajo de las orejas, para reducir la hinchazón. Gua Sha debe ser una práctica consciente y agradable, así que evita las prisas.
Aunque esta antigua técnica curativa china puede practicarse con la frecuencia que se desee, asegúrete de escuchar siempre a tu cuerpo y ajustar la frecuencia cuando sea necesario. Para mejorar tu próxima sesión de Gua Sha, considera la posibilidad de añadir un aceite facial nutritivo para conseguir una superficie más suave y una piel más sedosa.