Habrás oído hablar de la edad biológica y la edad cronológica, pero ¿qué significan realmente estos términos y por qué son importantes para la piel? La edad cronológica es simple: es el número de años vividos, contados en cada cumpleaños. La edad biológica, en cambio, se refiere a cuán viejo parece y funciona realmente el cuerpo y sus células,influenciado por los daños acumulativos que han sufrido con el tiempo.
En comparación con el envejecimiento cronológico, el envejecimiento biológico es mucho más complejo y está moldeado por la genética. Factores ambientales como la exposición al sol y la contaminación, y elecciones de vida como la dieta, el ejercicio, las interacciones sociales y la suplementación pueden modificar la expresión génica a través de cambios epigenéticos, influyendo en procesos cruciales como la producción de colágeno y elastina, esenciales para mantener la piel joven.
Desde esta perspectiva, la longevidad de la piel busca ralentizar el envejecimiento biológico abordando los daños celulares y moleculares subyacentes. Esto incluye la atención a los daños en el ADN, que muchos investigadores consideran una causa central del envejecimiento. El ADN puede verse afectado por factores internos y externos, impactando todo, desde la reparación celular hasta la replicación. Al minimizar los daños en el ADN y promover los mecanismos de reparación, el cuidado de la piel orientado a la longevidad puede ayudar a preservar la apariencia juvenil de la piel, independientemente de la edad cronológica.