Los dermatólogos suelen recomendar una combinación de varios tratamientos diferentes para el melasma, ya que lo que funciona para una persona puede no funcionar bien para otra. Con cualquier tratamiento para la hiperpigmentación, hay que tener especial cuidado para garantizar que no se produzcan efectos adversos del tratamiento, como erupciones o enrojecimiento.
Un tratamiento típico de primera línea para el melasma sería la aplicación tópica de una crema o solución de hidroxiquinona. Mientras que las cremas que contienen una baja concentración de hidroxiquinona están disponibles sin receta, los productos de mayor concentración requieren la prescripción de un dermatólogo.
El sérum de vitamina C tópico puede ayudar a reducir las manchas oscuras y revertir la opacidad de la piel, por lo que un refuerzo de vitamina C puede ser útil para las personas con melasma.
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Se ha demostrado que los retinoides tópicos ralentizan la producción de melanina y aumentan la permeabilidad de la piel, lo que haría más eficaces todos los tratamientos del melasma. Por ello, un refuerzo de retinol puede funcionar bien para tratar el melasma. Los retinoides tópicos varían en términos de potencia, por lo que, dependiendo de la gravedad de su melasma, su dermatólogo podría recomendarle un retinoide de grado médico o de venta libre. Los retinoles no pueden ser utilizados por pacientes embarazadas, por lo que esta forma de tratamiento se limita a personas no embarazadas.
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Si estos tratamientos de primera línea no consiguen desvanecer la presencia de melasma, algunos dermatólogos pueden recomendar un peeling químico o un tratamiento láser fraccionado. Estos tratamientos actúan exfoliando la piel, lo que puede eliminar la capa de piel que contiene el exceso de pigmentación. Sin embargo, pueden dar lugar a cicatrices o a una hiperpigmentación posterior al procedimiento, por lo que sólo se utilizan en casos extremos.