La sequedad y la deshidratación de la piel pueden estar causadas o agravadas por varios factores relacionados principalmente con el medio ambiente, el estilo de vida y/o la genética. En lo que respecta al medio ambiente, los principales culpables de la sequedad y la deshidratación de nuestra piel son:
- La exposición al sol
- Los climas extremos
- La contaminación
Estos factores pueden dañar los tejidos y provocar la aparición de inflamaciones e irritaciones cutáneas.
Si añadimos otros factores como la escasa ingesta de agua, el lavado diario con agua demasiado caliente y el uso de productos que alteran el equilibrio natural de la piel, identificamos las causas principales tanto de la sequedad como de la deshidratación de la piel.
Especialmente en el caso de un rostro deshidratado, nuestra piel necesita cuidados especiales para mantener intacta su estructura y preservar su vitalidad. Dada la delicadeza de la piel del rostro, no es infrecuente experimentar deshidratación, a menudo marcada por sequedad y descamación, junto con un aspecto apagado, áspero y agotado.
Para devolver un brillo saludable al rostro, hay que mantenerse bien hidratado y utilizar productos hidratantes, así como limpiadores suaves y no agresivos adecuados para el estado de la piel.