Esta práctica agrícola sostenible protege la biodiversidad y promueve la reducción de las emisiones de CO₂.
Este método de cultivo de alimentos, fibras e ingredientes aborda la agricultura como un sistema holístico, minimiza el daño al suelo, no utiliza pesticidas ni herbicidas sintéticos e incorpora altos estándares para la salud del suelo, el bienestar animal y la equidad de los trabajadores agrícolas.