Una rutina que tiene numerosas ventajas para el tono de la piel y el bienestar general, es la exfoliación. La eliminación de las células muertas acumuladas, que con el tiempo pueden apagar la luminosidad del rostro, es sin duda su mayor beneficio. Los tratamientos exfoliantes, que mejoran la textura y el aspecto de la piel, permiten descubrir una piel más suave y radiante.
Además, la exfoliación facilita la absorción de los productos de cuidado de la piel y, por tanto, los hace más eficaces. Estimula el flujo sanguíneo a la superficie de la piel, lo que favorece la regeneración natural y crea un rostro radiante y sano.
La exfoliación no es sólo para la cara; también ayuda a otras partes del cuerpo como los codos, las rodillas y los pies. Al reducir las asperezas y suavizar las texturas, mejora su salud general.
Sin embargo, es importante exfoliar ligeramente y no excederse ya que la exfoliación puede causar irritación e inflamación en la piel.