La piel posee una capacidad extraordinaria de autorrenovación. Sin embargo, esta capacidad se deteriora progresivamente con el tiempo, lo que provoca pérdida de elasticidad y tonicidad, y contribuye a la aparición de arrugas. El enfoque específico del cuidado regenerativo de la piel ayuda a sanar desde el exterior mientras regenera desde el interior, brindando beneficios claros y duraderos para la salud de todo el tejido y del cuerpo en general.
El cuidado regenerativo acelera la renovación celular mediante el uso de péptidos biomiméticos o agentes exfoliantes. Estos ayudan a reemplazar las células muertas por células nuevas y saludables, lo que fortalece la piel al tiempo que elimina imperfecciones o signos de envejecimiento.
Los péptidos reparadores y el ácido hialurónico en distintos pesos moleculares aportan hidratación que actúa en múltiples niveles de la epidermis, alcanzando incluso las capas más profundas. Los ácidos grasos esenciales o vitaminas como la niacinamida también fortalecen la barrera cutánea al mejorar los niveles de hidratación, protegiendo así contra los daños ambientales.
El uso de antioxidantes y factores de crecimiento en el cuidado regenerativo de la piel ofrece un impulso a la vitalidad cutánea al reactivar los procesos biológicos naturales de regeneración que tienden a disminuir con la edad. El resultado es una piel más saludable, firme y radiante.