La piel de fresa (también conocida como "piel de fresa" o "piel de fresa pelada") es una afección especial caracterizada por pequeñas manchas oscuras rojizas, poros abiertos y puntos negros que crean una textura similar a la superficie de una fresa. La aparición de esta afección suele estar relacionada con la obstrucción de los poros, agravada por factores como la genética, las fluctuaciones hormonales y el estilo de vida. La ropa ajustada, por ejemplo, puede crear una fricción excesiva entre el tejido y la piel, contribuyendo a la obstrucción de los poros.
El impacto de la pigmentación también desempeña un papel importante en el aspecto de la piel de fresa. Afecciones como la hiperpigmentación postinflamatoria se producen cuando los puntos negros o las extracciones de granos provocan manchas oscuras en la piel, intensificando su aspecto. Esto, combinado con la acumulación de células cutáneas muertas, contribuye aún más a la obstrucción de los poros.
La hiperpigmentación y los poros obstruidos son los factores más frecuentes que conducen a la particular textura de la piel conocida como piel de fresa.
Además, la piel de fresa suele estar asociada a diversas afecciones cutáneas, como la queratosis pilosa y la foliculitis, las dos causas principales de los vellos encarnados. Estas afecciones son más frecuentes en las piernas, hasta el punto de que se les atribuye el término "piernas de fresa".
Para deshacerse de la piel de fresa de las piernas, es importante comprender las causas de esta afección cutánea.